Thursday, 31 October 2013

PODER O SERVICIO

Poder .

 Mirando profundamente en las instituciones religiosas nuestras, se nota de que en ella hay una organización. Llamase gobierno general, provincial, o regional o si quieres ser mas piadoso pues llama los animadores. A sí sucesivamente como es visto desde los generales, su réplica resuena hasta las comunidades más pequeñas. Muchos alude entonces a la estructura y lo aprovecha porque es en sí una manifestación del poder, poder en el sentido del dominio, o facultad y jurisdicción de mandar o ejecutar algo. Tenemos cotidianamente diversas maneras de ejecutar o manifestar el poder sin importar el vértice, sea religioso, político o domestico. De esta manera cuando se habla de poder los que se nos viene a la mente común y corriente es el poder político, donde este concepto ha sido cosificado ¡¡Error!! Tenemos que empezar de hablar del poder desde el sentido relacional, social, comunitaria más aun entre nosotros lo que somos religiosos.


 La propia relación social, comunitaria, interpersonal existente en nuestras casas pone en manifiesto el sentido del poder y lo que de él entendemos. De hecho toda relación es una manifestación de poder en la forma de influencia mutua o mejor dicho forma nueva ámbito de confluencia. De este modo en cada comunidad religiosa y en cualquier sociedad el poder está situado en lo relacional. Así que la propia vida de una comunidad es un juego de influencias.


En la vida comunitaria, hay todo un proceso de modificaciones reciproca, donde cada uno es unas veces sujeto, otras objeto, unas agente, otras paciente. En la medida en que alguien es agente, tiene un cierto poder con relación con el otro. Esta relación no debe ser de opuestos mejor dicho no debe crear en el entorno un superior vs inferior, sino debe tejer una comunidad fraterna.


De esta manera entonces todos los miembro de una comunidad tiene algo del poder simbiótico, partiendo del porteo del turno al superior del turno, en una palabra es la comunión de participación en la vida común. De ahí podemos entonces entender el poder religiosa cristiana a partir de la comunidad y no al contrario, la comunidad es entonces el contexto donde se vive, se siente, se experimenta el poder. Así como con palabras de aliento, ser sinceros y sencillos al servir a nuestros hermanos y hermanas, así entonces se siente el poder.


Es muy interesante ver como la terminología de la autoridad ha tomado metástasis y de hecho causa un poco de inconformidad si no inconformidad total de parte de los hermanos y hermanas, asi como dije al comienzo se utiliza términos poco trasnochados, si es que se usan, como es “Superior –súbdito, autoridad-subordinados, formados-alumnos (sin luz), señores – juniores, señoras – junioras. Aun algunos han cambiado como la imagen superiores a animadores ya que los términos súbdito y subordinado no gozan simpatía alguna.


 Ya llega una nueva sensibilidad religiosa de una nueva mirada de los que están viviendo y experimentando la presencia del señor en el seguimiento. Donde todos los miembros del cuerpo místico de Cristo, siendo todos portadores del Espíritu , todos tiene derecho de hablar , todos son hermanos / hermanas donde la frontera del cargo se armoniza en la corresponsabilidad, allí es donde se experimenta de manera muy única que todos son sacerdotes, reyes y profetas soberanos. Nadie en este nuevo paradigma de relación es subidito de nadie ni de nada.


 Este mismo espíritu tiene que ser alimentado por las mismas palabras de san pablo a los Gal 5, 13: “que el amor os tenga en servicio de los demás”. Ahí es donde entonces, la autoridad viene a cobrar su lugar privilegiado donde el salirse y a servir al otro vuelve a jugar un papel grande en la vida de la comunidad. Todo autoridad en el nuevo testamento implica servicio y nunca jamás subyugación, sino mas bien docilidad en respeto como vemos en Ef. 5,21 “ Sed dóciles unos con otros por respeto a Cristo”. Allí entonces vemos que la obediencia debe ser por la naturaleza cristiana basica en actitud de servicio valida en toda realcion fraterna. Es el hermano que debe ser un siervo.


En este misma línea es importante recuperar entonces la vida comunitaria donde lo que menos quiero hacer que no haga nadie, porque si me cuesta también costaría a la otra persona. Esto implica que si le obligamos al otro solo por ser súbdito hacer lo que menos nos gustaría, estaremos entonces violando la ley de la caridad y por ende procederíamos en un hecho no ético, acristiana. Nosotros como cristianos debemos ser siervos de los hermanos, compartir el yugo del dolor, el peso de los días, fatigas del trabajo, fracasos de los intentos, y alegrías de nuestros logros. Debemos aprender a compadecer con uno al otro es decir padecer con el que padece, consentirnos es decir sentir con el otro, congratularnos es decir tener gratitud con el otro.


 La autoridad es para todos un servicio visto desde lo mas vasto horizonte del servicio mutuo al interior de la comunidad, de hecho el superior aparece exactamente como el “siervo de los siervos de Dios” pues si los hermanos son siervos unos de los otros, el hermano mayor es el siervo mayor como vemos en la parábola del siervo administrador en Lc 2 41-48. Que nosotros seamos todos por un lado libres y aun soberanos, y por otro siervos unos y otros, es una paradoja que solo la fe en Cristo que profesamos todos si es el caso puede resolver.


El servicio sin amor es pura pantalla diría yo, por que el Amor instaura una lógica de relaciones humanas opuestas a la corriente, que está hecha de envidia, competencia y ambición de hacer carrera. Busca la modestia lc 14 7-11. Solo admite una emulación legitima: la de la mutua promoción, cada cual se empeña en amar mas que en ser amado. Establece criterios que gobierna a todos por igual y no crea criterios para algunos, crea posibilidades de realizarse cada cual como humano y mas como Cristiano. Solo cuando cada hermano en la comunidad asuma por su cuenta la actitud de siervo a partir de la libertad y la caridad, se tendrá una comunidad fraterna, una sociedad de reyes, un pueblo verdaderamente soberano, seremos todos igual y sin igual.

Por: Kiptum araap Too