Introducción
La infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y su estado final, el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) es una pandemia que está causando una creciente morbilidad y mortalidad en todo el mundo. Constituyen un problema con profundas implicaciones epidemiológicas, medicas, éticas, bioéticas, culturales, y socioeconómicas que hacen el abordaje integral del tema muy complejo. Descubrimiento del virus de la inmunodeficiencia humana. (VIH)
A principio de los años ochenta, la aparición de un cuadro de infecciones gravísimas y a todas luces insólitas en adultos Jóvenes, por lo demás sanos, puso en entredicho la extendida creencia de que las enfermedades infecciosas habían dejado de ser un problema sanitario importante en el mundo industrializado. En el periodo 1983-1984, los investigadores aislaron un nuevo virus conocido actualmente como virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) que es causa casi única de SIDA (sindroma inmunodeficiencia adquirido). El VIH según la asamblea Mundial de la salud escribió como un retrovirus natural de procedencia geográfica indeterminada[1]. Agente causal del SIDA.
El VIH pertenece a la familia de los retrovirus. Normalmente el ADN (ácido desoxirribonucleico) manda mensajes al ARN (ácido ribonucleico), pero en el caso de un retrovirus, el ARN esta convertido en el DNA[2]. Existen dos sub-tipos del VIH: tipo 1 (HIV-1) y tipo 2 (HIV-2). El VIH es un lentivirus, lo cual significa que permanece mucho tiempo en estado latente. El VIH destruye las células inmunológicas (CD4) así que diversas infecciones y cánceres pueden entrar el cuerpo humano sin defensa. Estas enfermedades se llaman enfermedades oportunistas.[3]
El virus no puede sobrevivir mucho tiempo afuera del cuerpo humano y por eso puede transmitirse solamente de persona a persona, de las siguientes maneras: por tener relaciones sexuales con una persona que vive con el VIH/SIDA sin la protección de condón. Por recibir sangre, sus derivados u órganos de una persona que vive con el VIH/SIDA (incluyendo el uso compartido de jeringas). De una mujer embarazada que vive con el VIH/SIDA a su hijo durante el gestación, el parto o en la lactancia materna.[4] La carga viral funciona como un indicador del avance y pronostico de la enfermedad. La cantidad de las células CD4 indica cuanto daño ya ha causado el VIH.
La Infección Por VIH y el SIDA El SIDA constituye la última etapa de la infección por el VIH. El VIH provoca el SIDA al atacar y destruir ciertos glóbulos blancos que desempeñan una función esencial en la defensa inmunitaria del organismo. Cuando el VIH infecta una célula, se combina con el material genético de ésta y puede permanecer iniciativo durante años. Tras de un periodo variable, el virus se activa y, a partir de este momento, da lugar progresivamente a las graves infecciones y demás estados característicos del SIDA.
“Los principales objetivos del virus en el interior del organismo son dos grupos de glóbulos blancos denominados linfocitos, T4 (CD4+) y monocitos / macrófagos. Las células T4 y los macrófagos sirven para reconocer y destruir las entidades extrañas, en particular los agentes patógenos”[5] Las personas infectadas se hace sí susceptible a una amplia gama de infecciones llamadas “oportunistas” como la neumonía por Pneumocystis carinii, que raras vez se observa en sujetos con un sistema inmunitario normal. Las personas infectadas con VIH son susceptibles a ciertos cánceres raros como el sarcoma de Kaposi (cáncer o tumor de las paredes de los vasos sanguíneos o de los vasos linfáticos), tumor de las paredes de los vasos sanguíneos o de los linfáticos. Ojo! Que las personas infectadas por el VIH sufren la infección y son contagiosas de por vida. Incluso aunque parezcan y se sientan sanas pueden transmitir el virus a otras.
Vías de transmisión
El VIH no puede sobrevivir mucho tiempo fuera del cuerpo humano, y por eso solamente se transmite entre personas. Las tres vías de transmisión son: Transmisión sexual: relaciones sexuales sin y a veces con condón con personas que viven con el VIH. “Todos los actos de penetración sexual no protegida (anal, vaginal, oral), entrañan un riesgo de transmisión del VIH por poner directamente en contacto las secreciones sexuales con la mucosa; es decir, la fina membrana que tapiza el recto, la Vagina, la Uretra o la boca, expuesta” [6].
Este riesgo se reduce, aunque no se elimina por completo, mediante el uso correcto del preservativo. Transmisión a través de sangre y productos de sangre contaminados con el virus, o herirse con instrumentos cortopunzantes infectados (vía parenteral o sanguínea). Este vía incluye entre otras cosas transfusiones de sangre o productos de sangre, uso de agujas contaminadas y tatuajes. Transmisión vertical de una madre que vive con el VIH a su hijo a través de la placenta durante el embarazo, durante el parto o en la lactancia a través de la leche materna (vía perinatal o materno-infantil).
CÓMO NO SE TRANSMITE EL VIH.
No se transmite el VIH por: Compartir baños con otras personas o con personas que viven con el VIH-SIDA Compartir alimento y utensilios de cocina con otras personas o con personas que viven con el VIH-SIDA Picadura de insectos, por compartir vida social, por compartir el ambiente del trabajo Abrazos, apretón de manos, besos, respiración, la tos, los estornudos o la expectoración, como tampoco por las lagrimas ni por el sudor. Abrazar, besar o cuidar de una persona que vive con el VIH-SIDA Entonces, el contacto social con personas que viven con el VIH-SIDA no contiene riesgo de transmisión del VIH. El VIH solamente se transmite por vía sexual, parenteral y perinatal.
Estabilidad del VIH fuera del organismo humano.
La supervivencia de un virus fuera del organismo humana y la duración de su infecciosidad están determinadas por varios factores. Algunos virus, como el de hepatitis B, pueden conservar su infecciosidad en la sangre seca hasta 48 hrs después de haberse derramado sobre una mesa de laboratorio. Afortunadamente, el VIH es un virus muy frágil, vulnerable a los cambios de temperatura y a otros factores ambientales, y no se ha observado que conserve su viabilidad en la sangre durante más de una hora. A diferencia de otros muchos virus, la concentración de las partículas víricas del VIH es muy baja, incluso en la sangre extraída del paciente en las faces máximas de viermia (es decir, durante los periodos más infecciosos).
Mientras que en muchas enfermedades víricas se encuentran entre 100,000 y 1 millón de partículas víricas por mililitro de sangre, en el caso del VIH solo de 1000 a 10,000 partículas presentes en los periodos máximos de viremia. Esta baja concentración del VIH explica por que no es fácil detectar el virus en la sangre de los sujetos infectados, ni siquiera en las mejores condiciones de laboratorio, y por que las pruebas del VIH suelen estar basadas en la búsqueda de anticuerpos víricos y no en la del propio virus[7].
Pues a pesar del escaso riesgo, no hay que menospreciar las consecuencias de la infección por el VIH, y a este respecto, conviene que los agentes de salud y todos lo que están en contacto con sangre humana, o en laboratorios o en lugares de accidentes etc., debe observar precauciones.
Pruebas de VIH.
Cuando el VIH entra el cuerpo humano ocurre un proceso de infección entre el virus y los linfocitos T del sistema inmunológico; los linfocitos T producen anticuerpos como reacción de ataque ante la presencia del VIH. Se puede detectar estos anticuerpos mediante la prueba ELISA.
Cuando esta prueba resulta positiva, se hace otra prueba de ELISA. Cuando estas dos pruebas resultan positivas se debe hacer una prueba confirmatoria, el Western blot[8]. Una prueba positiva indica que se han descubierto anticuerpos y que la persona está infectada por el VIH; en cambio, una prueba negativa indica que la persona no está infectada. Vale la pena subrayar la posibilidad de que las pruebas VIH pueden dar también falsos resultados positivos (reacción positiva a la prueba en la sangre de una persona que de hecho no está infectada).
No hay que fiarse de los resultados de una sola prueba, pues esto puede engendrar una situación equivoca y muy perturbadora para el sujeto, además de problemas prácticos relativos a los seguros de vida y de enfermedad. Por esa razón, cuando se obtiene un resultado positivo en la prueba ELISA, por ejemplo, para confirmarlo suele practicarse una prueba de inmunoflorescencia o un análisis por Western blot.
BIOÉTICA Y SIDA
Autores:
Félix Jesús Amador Romero, Jorge Heliodoro Mayor Rios, Zulayka Tosar Alonso. De La Habana, Cuba. www…………... El Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), por sus connotaciones de enfermedad social y potencialmente mortal, sitúa a las personas que le padecen en situaciones particulares, que son tributarias no sólo de un rápido diagnostico y eficaz tratamiento, sino también de acompañamiento con amor, paciencia y profesionalidad durante todo el proceso que dure la enfermedad. En cuanto al aspecto de la bioética y el SIDA, se propone una metodología de solución racional a los complejos problemas que afrontan los que tiene que tomar decisiones con respecto al cuidado de la salud de las personas afectadas y de la sociedad. Surgida como una necesidad de la época posmoderna, esta relación supone asumir una actitud reflexiva ante los aspectos éticos que, de alguna manera, están implícitos o explícitos en las ciencias de la salud de las personas.
Por consiguiente, se caracteriza por un acercamiento racional y humanista a los graves problemas existenciales del SIDA que confrontan la humanidad en esta época posmoderna, en un mundo cada vez más inconsciente e irracional. El SIDA es una enfermedad cargada de dilemas éticos, por lo que hay que prestar atención a sus aspectos biológicos como bioéticos. El SIDA muestra la inevitabilidad de la bioética por la complejidad de los temas que vincula. Se plantean aspectos en diversos principios: autonomía, confidencialidad, no discriminación, el Derecho a la salud y la distribución de recursos, uso de sujetos humanos en la experimentación y, el desarrollo de la salud pública (medidas sanitarias para la sociedad, el lugar de trabajo, las prisiones, y la sociedad en general, campañas educativas, campañas de detección, etc.). Fundamentalmente, ningún aspecto de la epidemia del SIDA está desprovisto de una dimensión bioética. A continuación es la elaboración de dichos principios bioéticos, e inevitablemente jurídicos, que promueven acuerdo. Autor: Editor, Otto A. Sussmann P., Consenso VIH. SIDA Colombia, Asociación Colombiana de Infectología, 2002, pg. 30 – 32.
1. Autonomía. El tema de la autonomía es fundamentalmente indispensable cuando se trata de los exámenes de detección del VIH. Esto implica que la persona tiene el derecho a determinar sobre su cuerpo o su salud, de acuerdo con sus propios principios valóricos y prioridades personales. En definitivo, el someterse a los exámenes de VIH debe resultar de una decisión personal informada, despued de la promoción pertinente de su importancia diagnostica, y no de un acto coercitivo, impuesto por cualquiera fuerza externa sobre la persona.
2. Confidencialidad. Desde el principio de la autonomía se desprende la base de la confianza necesaria entre el medico y el paciente (persona). Esta confianza es fundamental en el manejo de los exámenes sobre VIH y de la información particular de las personas que viven con VIH/SIDA. Esto alcanza relevancia con relación a las conductas discriminadoras y la necesidad de las personas, que se sienten en riesgo de infección con el VIH, para realizarse los exámenes y tener el apoyo adecuado en un marco de seguridad de la identidad.
3. No Discriminación. El principio de la No Discriminación se basa en el precepto de igualdad ante la ley y el derecho a no ser discriminado, que expresan como definición; que todas las personas tienen iguales derechos a desarrollarse y llevar una vida de acuerdo a sus posibilidades. Ello se traduce, respecto del tema del SIDA, en la protección de los derechos humanos. El estigma y la discriminación asociadas con el VIH/SIDA son provocados por múltiples factores, entre ellos, la falta de conocimiento sobre la enfermedad, los mitos sobre el modo de transmisión, los prejuicios, las informaciones irresponsables de los medios de comunicación sobre la epidemia, el hecho de que el SIDA hasta ahora sea incurable, los miedos y tabúes sociales en torno a la sexualidad, etc. el estigma y la discriminación resultan en grandes consecuencias psicológicas sobre el modo en que las personas infectadas se perciben a sí mismas, lo cual conduce en muchos casos a la depresión, el estrés, la falta de autoestima, la desesperación, el suicidio, etc. También socavan la prevención dado que la vergüenza asociada con la epidemia ha afectado negativamente el manejo de la misma.
4. El Derecho a la Salud. Existen los sistemas de salud: el público y el privado para la atención de salud y las condiciones de salud pública de la sociedad, y como ámbitos de acción diferentes entre los sistemas de salud que asumen obligaciones con las personas. La interrogante se abre cuando se trata de establecer la atención a los enfermos con VIH/SIDA como bien público o bien asegurable. Pero como se plantea en el ámbito de la bioética, existe una correlación entre derechos y obligaciones: mientras una persona tiene un derecho, otra tiene una obligación: Consecuentemente, “Las obligaciones de los profesionales de la salud para con los enfermos de VIH/SIDA, consideran el principio de beneficencia, es decir, realizar aquellas acciones que maximizan los beneficios y reducen los daños.”[9] Aquí cabe la obligación de no revelar la información sobre los enfermos de VIH/SIDA, por lo que cuando se conoce el diagnostico de una persona VIH positiva, se producen más daños para ella, que beneficios para la sociedad: pérdida de empleo o problemas en el establecimiento donde estudia, aislamiento, hostigamiento de parte de otras personas u organizaciones, retiro de planes de seguro de salud, e incluso, acciones violentas. Las obligaciones de los enfermos de VIH/SIDA se orientan hacia la no maleficencia. Es la obligación de los enfermos de practicar el ‘sexo más seguro’ por lo que no existe excusa ni justificación aceptable para no practicar la prevención y el cuidado. Se diferencia explícitamente el hecho de que una persona no divulgue o no confiese a su pareja que está infectada y el hecho de no practicar el sexo más seguro. Igualmente, se habría que considerar los varios aspectos vinculados con la sexualidad: las relaciones de pareja y con las personas más próximas, la autoestima y las necesidades de afectividad y apoyo psicológico; dificultades que aumentan cuando a estos aspectos se asocia el SIDA.
5. VIH/SIDA e Investigación en Ciencia y Tecnología. A los compromisos de encontrar vacunas y tratamientos efectivos se han sumado campañas para proteger los derechos humanos y la dignidad de las personas afectadas por el VIH y (o) afectadas por el SIDA. Al aumentar la calidad de vida de las personas infectadas, gracias al desarrollo de las terapias antirretrovirales, se incrementa el reservorio de virus en la comunidad humana, y así se incrementa la posibilidad de que las personas enfermas de VIH/SIDA practiquen comportamientos que carecen protección y cuidado. Esta es un dilema cual ha de enfrentarse la humanidad: el de la paradoja de que lo que puede ser bueno a la escala individual, quizás pueda no serlo tanto a la escala colectiva. Además, la indefensión y vulnerabilidad a que se ven sometidas muchas de las personas enfermas de VIH/SIDA en todos los ordenes, ha manifestado explícitamente la incapacidad de la sociedad contemporánea para lidiar con lo incontrolable y lo desconocido.
6. Otros aspectos bioéticos. Otros problemas bioéticas a los que se tienen que enfrentar los profesionales de la salud en su atención al paciente VIH/SIDA, son los relativos a la reproducción humana, el aborto y la anticoncepción, y el nacimiento. En la consideración del aspecto bioético, es oportuno también presentar la Declaración Sobre el VIH/SIDA dada en el II Congreso Mundial de Bioética en Gijón, España en el año 2002. Considerando que esta Declaración se formula con los objetivos de establecer una base ética universal que proteja y garantice la dignidad, derechos y libertades fundamentales de las personas viviendo con el VIH-SIDA, conseguir la sensibilización de los pueblos ante los problemas de discriminación y rechazo, y subrayando la necesidad de la cooperación internacional a fin de que la humanidad entera pueda disfrutar de las aportaciones de la ciencia y la aplicación de la justicia. Conscientes de que el uso inadecuado de la ciencia y el derecho, puede conducir a la amenaza de la dignidad del ser humano en ocasiones justificada por miedos irracionales, perjuicios, atropellos, abusos y violación de los derechos, y que más allá de las acciones políticas o meramente humanas el SIDA es una enfermedad más, y como tal debe ser asumida por todas las sociedades, sin perjuicio de género, raza, nacionalidad, sexo, religión, origen, ideología, preferencias sexuales, conducta o condición social.
AFIRMAMOS QUE:
1. Cualquier acción dirigida a negar a las personas viviendo con el VIH-SIDA un empleo, un seguro, una vivienda y la asistencia socio-sanitaria y jurídica se considera discriminatoria y debe ser sancionada.
2. No se podrá excluir, limitar, impedir o negar la participación en actividades escolares, colectivas, laborales, militares, sociales o de cualquier otra índole por la condición de ser portador del virus o enfermo.
3. En ningún caso se debe realizar exámenes de detección de anticuerpos frente al virus del VIH sin que lo sepa la persona y dé su consentimiento una vez informada, garantizándose en todo caso, en el proceso de la toma de decisión, acto y confirmación, la ayuda psicológica, médica y social necesario.
4. Cualquier intervención en materia de salud sobre la persona no se efectuará sin el previo consentimiento informado y libre, principio de autonomía, estableciéndose en los exámenes de control y/o detección la conservación del anonimato, respeto de la intimidad y estricto cumplimiento de la confidencialidad.
5. A las personas viviendo con el VIH no se les podrá aplicar ninguna ley de excepción, ni aún estando privados de libertad, reiterando que respecto a la ley y a la ciencia el SIDA es una enfermedad más.
6. Los códigos éticos de los profesionales se basan en el principio de confidencialidad de los mismos entre sí y de éstos con las personas VIH/SIDA. El incumplimiento de esta obligación deontológica frente a terceros, y especialmente empleadores y gobernantes habrá de dar lugar a demanda.
7. Cualquier referencia hecha por segundas personas sin consentimiento de la persona sobre su condición de VIH o enfermo de SIDA debe ser sancionada.
8. La información sobre el VIH será tratada por los medios de comunicación de una forma objetiva, con un lenguaje claro y preciso, contribuyendo de este modo a construir una sociedad más justa y solidaria y, evitando las habituales tendencias al sesgo, el carácter sensacionalista y morboso que a lo largo de los años de evolución de la pandemia, desafortunadamente ha sido difundida a la población.
9. El libre desplazamiento, residencia y obtención de documentación por diversas situaciones no estará supeditado a la condición de ser portador del VIH/SIDA.
10. Las políticas gubernamentales y los planes de desarrollo económico de los países ricos deberán tener como objetivo primordial la responsabilidad de hacer disponibles los recursos y medios para que los países más pobres no pierdan más años de desarrollo en salud, bienestar y derecho a la vida.
11. Se exige desestimar el carácter culpabilizador con el que se ha tratado y se trata a la infección por algunas sociedades civiles, religiosas, gubernamentales discriminando a la persona viviendo con el VIH-SIDA y su entorno, frenando yo evidenciando la puesta en marcha de programas de prevención, reducción del daño y educación para la salud los únicos mecanismos hasta ahora disponibles para detener esta pandemia.
12. La investigación científica, la tecnología y el desarrollo de la industria farmacéutica se ponga al servicio de la humanidad
13. Una vida digna implica una muerte digna, siendo un derecho la voluntad anticipada de las personas con VIH/SIDA que estén capacitadas, pudiendo dejar disposiciones para un desenlace final, en el caso de encontrarse en una situación de enfermedad terminal.
14. Es necesario potenciar la educación transversal formal y no formal que permita el acercamiento y desarrollo de conocimientos, habilidades y aptitudes desde la solidaridad y tolerancia hacia el VIH/SIDA.
15. Se debe denunciar la falta de sensibilidad de grupos de presión así como de otros que no dudan en hipotecar su objetivo en aras del oportunismo económico y/o estatus social en pro de cambiar la alarmante situación del VIH en el mundo.
16. La implantación de establecimientos específicos con la consecuente creación de guetos deberá ser perseguido.
17. Se debe defender el concepto de autocuidado como co-responsabilidad y no como beneficencia.
18. El interés y el bienestar del ser humano prevalecerá frente al exclusivo interés de la sociedad o de la ciencia, tal y como se establece en la Convención de Asturias de Bioética.
19. En definitiva, las conductas universales se deben dirigir a la normalización, igualdad de oportunidades, derechos y libertades, con el objeto de garantizar la dignidad del ser humano. (Andrés Olivos Lombana, AMOR Y SIDA, Paulinas, Bogotá, 1994), 153.
IGLESIA Y VIH/SIDA
1. Postura de la iglesia frente VIH/SIDA Se distingue dos posturas principales: - Postura ajena a la realidad: se caracteriza por su acentuación en el discurso moralizante, y la ausencia de un compromiso, desde la acción concreta, hacia las personas con VIH/SIDA - Postura crítica y comprometida: comparte la opinión frente al preservativo, trasciende la polémica y se compromete en la acción del amor y la solidaridad con las personas con VIH/SIDA. (Roberto Vitillo (sacerdote), CONSULTA DE CARITAS SOBRE EL SIDA, Santo Domingo 1990.) El papel del magisterio de la Iglesia va más allá de unas lecciones de ética sexual y de teología moral.
Tenemos que reconocer que el SIDA ha desafiado a nuestra iglesia a enseñar tanto a través de sus obras como de sus palabras. El SIDA está pidiendo a nuestra iglesia ser verdaderamente universal y católica, aceptando verdaderamente a todas las personas sin reparar en su conducta pasada, en sus orientaciones sexuales o su nivel económico-social, sin detenerse tampoco en su calidad de miembro oficial de la Iglesia Católica Romana.
La Iglesia, en su papel de maestra de los principios y valores universales, tiene la obligación de condenar las condiciones injustas de pobreza y subdesarrollo que contribuyen a la expansión del SIDA por todo el mundo. Tanto los médicos como los científicos de la sociedad nos han informado con rapidez de que el SIDA está más difundido entre los pobres y afecta mas a estos. La Iglesia ha respondido a la llamada del SIDA. Por ejemplo en Colombia se destaca la labor realizada por el Fundación Eudes que cuenta con siete hogares para personas con SIDA: Cinco en Bogota y dos en Medellín
2. Orientaciones del papa Juan Pablo II para pastoral en VIH/SIDA (Juan Pablo II, La IV Conferencia Internacional, el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios, Vaticano, 13,14, 15 de noviembre 1989).
El SIDA como doble desafió para la Iglesia “La difusión amenazadora del SIDA lanza a todos un desafió doble, que la Iglesia quiere recoger también en la parte que le compete: i.e. la prevención de la enfermedad y a la asistencia a los que la padecen.” Objetivo de prevención: informar y educar. “…la labor de prevención, para ser una vez digna de la persona humana y verdaderamente eficaz, tiene que proponerse dos objetivos: informar adecuadamente y educar para la madurez responsable. Solo con una información y educación que llevan a descubrir de nuevo, con claridad y gozo, el valor espiritual del amor que se dona como sentido fundamental de la existencia, es posible que los adolescentes y los jóvenes tengan la fuerza necesaria para superar los comportamientos arriesgados.”
A los enfermos de SIDA “…Hermanos en Cristo, que conocéis toda la aspereza del camino de la cruz, no os sintáis solos. Con vosotros está la Iglesia, sacramento de salvación, para sosteneros en vuestro sufrimiento afrontado con la fe; está cerca de vosotros con el consuelo de la solidaridad activa de sus miembros para que no perdáis jamás la esperanza.” Al núcleo familiar “Padres, vosotros podéis llevar a cabo la primera y mas eficaz acción preventiva ofreciendo a vuestros hijos una información correcta y preparándolos para elegir con responsabilidad los comportamientos debidos en los ámbitos individual y social.”
A las familias que viven dentro de si el drama del SIDA “La perdida del calor familiar provoca en los enfermos de SIDA la disminución e incluso la extinción de aquella inmunología psicológica y espiritual que a veces se revela no menos importante que la física para sostener la capacidad reactiva del sujeto.” La familia tiene misión a su ser querido a cuidarlo, ser atento a su necesidades y participar afectuosamente
A los maestros y educadores Especialmente en las escuelas, debe prestarse atención a una programación orgánica de la educación sanitaria, en la que armonizando los elementos de la prevención se preparen jóvenes para un estilo de vida correcto, principal garantía para tutelar la salud propia y ajena.”
A los jóvenes “Que no se inspire en el miedo la necesaria prevención contra la amenizas del SIDA, sino en la elección consciente de un estilo de vida sano, libre y responsable.” A los gobernantes y responsables de los Estados “Que afronten con toda dedicación los nuevos problemas planteados por la difusión del SIDA”
A los pueblos “Asimismo, la lucha contra la SIDA postula la colaboración entre los pueblos” A los científicos e investigadores “Que incrementen y coordinen su labor, fuente de esperanza para los enfermos de SIDA y para toda la humanidad”
A los sacerdotes, religiosos y religiosas “Practicad la acogida, promoved y sostened todas las iniciativas que en el servicio a quienes sufren exaltan la grandeza y la dignidad de la persona humana y de su destino eterno.”
3. La solidaridad: el nuevo nombre de la pastoral Por solidaridad la iglesia entiende no solamente la acción a desarrollar a nivel social para encontrar juntos soluciones a problemas graves y complejos, sino también y sobre todo indica la exigencia intrínseca imprescindible de la persona, un ser que es naturaleza con los demás y para los demás. Es necesario que la comunidad cristiana entera se comprometa para crear, alrededor del tema del SIDA y de las personas concretas que lo padecen, una cultura que permita superar el miedo y las formas de rechazo a través de las cuales éste toma cuerpo.
4. Pedagogía cristiana ante el desafío del VIH/SIDA La Iglesia debe: - Definir y proponer nuevos criterios educativos y utilizar como agentes de cambio a los líderes cristianos - Traducir la doctrina cristiana, del amor y respeto al prójimo y hacia uno mismo, a un lenguaje adecuado a los medios de difusión masiva y lograr un espacio en ellos. - Realizar una nueva catequesis del amor, la familia y la sexualidad. - Brindar una educación (en ámbito familiar, parroquial, escuelas) que pueda traducirse en cambios concretos de nuestro actual modo de vida. - Capacitar a los maestros y lideres en esta nueva pedagogía y preparar facilitadores que puedan trabajar en los distintos segmentos sociales
5. Acompañamiento y asistencia al enfermo de SIDA - La Iglesia tiene que ser para el enfermo del SIDA, su familia y la sociedad en su conjunto, signo de esperanza y presencia de vida. - Diseñar y poner en practica una serie de servicios para el enfermo de SIDA y su entorno familiar y social - Diseñara programas y centros de servicios sociales para la familia y las personas cercanas al enfermo de SIDA, así como para la población sana que sufre de miedo y está llena de prejuicios.
6. El clero y los agentes de pastoral ante el VIH/SIDA - La Iglesia debe aprovechar la capacidad de liderazgo de los sacerdotes en nuestra sociedad. - Deben ser las personas mas cabalmente informadas sobre los aspectos técnicos y científicos de la pandemia - La Iglesia debe “cambiar programas personales e institucionales con el fin de llegar al fondo del problema con la actitud del Buen Samaritano (Juan Pablo II)
7. El VIH/SIDA: desafío para la Iglesia (Monseñor José Eguiguren, Secretario Ejecutivo de Caritas para America Latina) “El SIDA es un desafió paar la Iglesia Católica, que confiesa haber hecho una opción preferencial por los pobreza…es el momento de inventar, con imaginación creador, la acción que debe realizarse y, sobre todo, llevarla a feliz termino con la audacia del espíritu y el equilibrio de Dios.”
Referencia.
[1] Resolución WHO 40.26 Estrategia mundial de prevención y lucha contra el SIDA, manual de Resolución y Decisiones de Asamblea Mundial de la Salud y del Consejo Ejecutivo. Vol., 3, 1985- 1989.2ª Ed. Ginebra WHO. 1987
[2] A. Anna lucia Correa y otros, Manual de VIH / SIDA y otras infecciones de transmisión sexual , corporación para investigaciones Biológicas Medellín Colombia 2005, p 3
[3] Current and future for HIV infection: methods to monitor HIV Infection trends in population groups OMS WHO/GPA/DIR/88.8 (1988)
[4] ibíd.
[5] El Sida y la infección por el VIH / Organización Mundial de salud p 2. PUJ
[6] J.Chin & J.M Mann. HIV infections and AIDS in the 1990s. Annual Review of Public Health, 11: 127 – 42 (1990).
[7] Report of a WHO consultation on the prevention of human immunodeficiency virus and Hepatitis B virus transmission in the health care setting. OMS WHO/ GPA/ DIR/91.5 (1991)
[8] Prevención de la transmisión sexual del virus de la inmunodeficiencia humana. Ginebra, Organización Mundial de la Salud, 1990 (Serie OMS sobre SIDA, nº 6).
[9] Otto A. Sussmann P., Consenso VIH. SIDA Colombia, Asociación Colombiana de Infectología, 2002, p. 31.