Wednesday, 4 July 2012

FORMACION E INTERCULTURALIDAD


Hace poco que me he dado cuenta que desde hace mucho tiempo he admitido como absolutas una porción de opiniones que tratan de reflexionar sobre la interculturalidad e intra-culutralidad. Pero partiendo de la experiencia que tuve en estos días, cuando dolorosamente alguien que creía conocer mejor sobre una identidad cultural, erró abismalmente cuando trataba de imponer sus categorías culturales al otro, resultando en una cancamusa e incomunicación completa. Me ha parecido muy oportuno hacer esta reflexión y de hecho ruego poner en juego la relación al tema un aspecto puntual: la formación, comunicación e intercultural del sujeto llamase A y del sujeto B. En este sentido partimos de una afirmación: “existe un abismo entre el sujeto A y el sujeto B”.


A partir de lo que podemos definir como la semiosfera ( el campo científico que trata de los sistemas de comunicación dentro de las sociedades humanas) y de la comprensión del hombre como un ser constituido por el lenguaje, quiero explorar una hipótesis a seguir la cual plantea que las semiosfera del formador y del formando son en algunos puntos tan distintas que puedan impedir la relación de la una con la otra… es decir, pensamos que la configuración subjetiva y el ordenamiento simbólico se realizan de manera diferente en el formador y en el formando lo cual dificulta de manera importante el proceso de comunicación y entrelazo entre ambos sujetos.


La destitución, en la sociedad contemporánea, de la figura de autoridad implica cambios sustanciales en la relación Cultura A - B. Es muy complejo pretender que el Sujeto A (Configurado y constituido en su propia semiosfera) pueda dejarse “colonizar” o “invadir” con ideas impuestas por el sujeto B. Allí la lógica de las “semiosferas” que por temor o fuerza se imponían sobre la del sujeto, pierde toda vigencia, pues asistimos a una construcción colectiva del conocimiento cultural mutuo. De hecho, los procesos formativos e interculturales actuales sufren una profunda transformación pues se está pasando de una comunicación soportada fundamentalmente en el texto escrito y en la tradición oral, a una comunicación en la cual los sujetos entablan valores culturales y autóctonos y ya ambos comienzan a tomar el protagonismo.


De esta manera me atrevo a señalar que sólo puede existir un real proceso de formación, comunicación e intercultural si:

 Se comprende que cada quien pertenece a una semiosfera diferente. Reconocer la diferencia.

 Se encuentran puntos comunes en las periferias de cada una de ellas que permitan un acercamiento de la una con la otra.
 Se está dispuesto a descentrarse para dejarse permear por la otra semiosfera


 Se reconoce la otra semiosfera como válida, como auténtica.

 Se respeta la diferencia… no se puede pretender convertir a la otra semiosfera (A) en un clon, en otra semiosfera a “imagen y semejanza” del “ideal” (B).

 Se está dispuesto a establecer una relación reciproca y bidireccional entre los actores del proceso.

 Se comprende que las estéticas que se ponen en juego en el proceso formativos e intercultural son diversas y complejas lo cual implica un esfuerzo por parte de los actores para entender que coexisten sensibilidades distintas, por lo tanto modos particulares de relacionarse con la realidad.

 Se escucha al otro… si se propician unas condiciones tales que permitan, a partir de la escucha, la renovación de la propia semiosfera.

Es fundamental comprender que en el proceso de la interculturalidad se pone en juego, a través de la producción de sentido que se genera en el proceso mismo, tanto lo individual como lo social, lo sincrónico como lo diacrónico, la tradición como la innovación, lo estático como lo cambiante. En este sentido se plantea que la historia humana y comunitaria puede presentarse lo mismo como repetidora de unas mismas estructuras como impredecible

A partir de esta afirmación... Aunque el lenguaje cumple determinada función comunicativa [...] en el sistema de la cultura se le asigna un papel más: armar a la colectividad con la presunción de comunicabilidad, desarrollar una posible salida a la problemática actual de algunos ya no rebeldes con o sin causa sino apáticos frente al conocimiento y al los procesos interculturales. Es decir, a través de una comprensión más amplia del lenguaje, identificar elementos que permitan construir una comunidad de sentido, compuesta por hombres y mujeres que permitan un intercambio real, afectivo y efectivo de saberes y conocimientos para el bien de la construcción del reino.





Monday, 4 June 2012

¡El Pecado!

Es indiscutible que las nuevas culturas de la humanidad exigen una profundización en el concepto de pecado que además de la responsabilidad personal y la dimensión trascendente, tenga en cuenta las antropologías con las cuales se alimenta, las instituciones sobre las cuales se apoya y las consecuencias que dicho pecado provoca en todos los niveles del orden social.
Conversión no es entonces solo retorno al Padre sino también anunciar la Buena Nueva y denunciar el pecado colectivo para hacer ver a todos la co- responsabilidad de los males producidos en la colectividad, por los pecados personales. Es necesario seguir prestando atención a los pecados sociales o sea a aquellos que son efecto de una responsabilidad compartida por muchos y que por eso tienen consecuencias en la sociedad.
Una de las principales formas de pecado colectivo es el llamado en las últimas encíclicas, el pecado estructural o sea el que está relacionado con las estructuras mismas de pecado como por ejemplo las injusticias sociales que afectan a la gran mayoría de la población y que nacen de planteamientos inmorales hechos de los altos niveles directivos de las instituciones sociales, políticas, económicas, financieras y religiosas y que nacen también de las estructuras sociales mismas. Se trata de manejar entonces una conversión estructural al actual pecado social para lograr la verdadera liberación del hombre. Necesitamos revisar la dimensión política de la reconciliación no sea que continuemos en unas reconciliaciones meramente rituales o sacramentales sin repercusión en la vida ordinaria de nuestros hermanos. Necesitamos es, hacer una revisión a las estructuras de pecado, para llegar a la reconciliación por los caminos de la justicia.
La constatación de la existencia de unas estructuras sociales que están determinando gran número de injusticias humanas fruto del irrespeto por los derechos del hombre, no debe desviarnos de la responsabilidad humana individual y de la conciencia personal que percibe el mal deseando el bien y el amor a la justicia, para aspirar a la verdadera fraternidad, a la paz y a la reconciliación.
Así pues el sacramento de la reconciliación no puede reducirse a confesar faltas o a recibir una absolución como signo de perdón, este sacramento es un reto permanente para trabajar por la paz, por la unidad, por la dignidad del hombre y sus legítimos derechos. Este sacramento es un reto de todos los bautizados ante los más desprotegidos y necesitados, luchando por un orden social justo y por una conducta moral recta. Se trata de trabajar contra la actual corrupción en la cual todos estamos inmersos, en una palabra, es trabajar por una convivencia que reconozca con hechos que el hombre, que todos los hombres y mujeres del mundo forman parte de la familia de Dios. La penitencia debe ayudarnos entonces a ver las luces y las sombras que iluminan u obscurecen la verdad de todo cristiano y sus realidades.
La teología del pecado y de la gracia constituye el verdadero trasfondo sobre el que se perfila la estructura y la dinámica del sacramento de la reconciliación. Sabemos que alrededor del sacramento en cuestión, ha habido una serie de ideas confusas, falsas y desenfocadas sobre el pecado y sobre la obra de la justificación las cuales han llevado a la iglesia a una concepción también equívoca y falsa de la reconciliación y por eso su renovación tiene que partir de una adecuada interpretación de las realidades del pecado y de las realidades de la gracia a la luz de la revelación y desde el hombre de hoy en un mundo concreto que lo rodea. Una de esas realidades es la misma Iglesia como sacramento, señal o instrumento de la íntima unión con Dios y con todo el género humano. Pero también vista como pecadora pues no siempre ha emprendido las acciones necesarias para alcanzar la reconciliación y la unión entre los cristianos mediante una sincera renovación y conversión interior que la lleven a manifestar con el ejemplo su fidelidad al Evangelio y a la doctrina del Señor. La conversión interior constante y por tanto la práctica de la verdadera penitencia es decir la penitencia vista y vivida desde la perspectiva de metanoia, constituye un medio indispensable para que todos los bautizados participen de la santidad de la iglesia y para ésta a su vez sea signo de santidad en el mundo.
El pecado no es entonces únicamente una ofensa hecha a Dios es también una herida que se hace a la comunidad, a la sociedad, a la fraternidad, a la iglesia misma pues ella es una realidad visible y sacramental para el mundo de ahí que los pecados no solamente afectan las relaciones personales del hombre con su Señor sino a la institución a la cual pertenece, en este caso la iglesia, pues se oscurece su rostro ante la humanidad y se hiere directamente a su misión cual es la de ser y vivir para Evangelizar.
En cuanto a la renovación del sacramento de la reconciliación también hemos de tocar la cuestión que hoy apenas si se aborda pero que muy seguramente tenemos que planteárnosla y es la de investigar a fondo, si el presbítero es el único ministro del sacramento de la reconciliación pues desde las raíces neo testamentarias, encontramos textos (Mateo 18,15-18) en donde se confía un papel determinante para este ministerio, a cualquier miembro de la iglesia siempre y cuando esté bautizado, costumbre que vimos se realizaba en la edad media. Hoy con la eclesiología de comunión se recuerda que la iglesia como pueblo sacerdotal, debe actuar en forma diversificada ejerciendo la obra de reconciliación con el concurso y participación de todos los bautizados
¿No será que hemos de plantear una renovación tal, que las mujeres, comenzando por las religiosas, reciban en las prisiones, en los hospitales, en las universidades, confidencias que terminan siendo auténticas confesiones?, Si los “penitentes” han deseado de todo corazón el perdón de Dios, las confidencias se pueden convertir en verdaderas confesiones, en lugar de confiarle a un confesor muchas veces desconocido, todo aquello que se le dice a quien se le tiene una confianza total.
Es un poco la idea de refortalecer el papel de los padrinos que así como los hay en el bautismo, la confirmación, el matrimonio y la ordenación debería también haberlos en el sacramento de la reconciliación.
En otras ocasiones, unos cristianos de confianza y especialmente preparados, escuchan a otros que están en circunstancias especialmente difíciles y para los cuales hacen el papel de “ministros del testimonio” o sea de (padrinos) para acoger y perdonar a aquellos que en un momento les confiaron sus secretos más íntimos en busca del perdón del Señor. De esta manera todo bautizado consciente de su misión y de su vocación evangelizadora debería ser ministro de la reconciliación sin necesidad de acceder al presbiterado.
Hemos de constatar que la excesiva fidelidad a los cánones que regulaban la celebración del sacramento de la penitencia y la estricta concepción de pecado que se ha mantenido durante tantos siglos, contribuyó a mantenerlo dentro de una estrecha rigidez jurídica lo cual opaco la dimensión eclesial y litúrgica del sacramento y por todo esto nos encontramos frente a una inocultable crisis sobre la cual ya nos hemos detenido. Por eso para promover una auténtica renovación es preciso tener presente el valor de las formas del sacramento y la teología del mismo procurando integrarlos en las reflexiones teológico-pastorales de hoy y en nuevas formas de celebración que debemos encontrar.
Necesitaremos excluir con conciencia clara los contravalores que se han adherido al sacramento para evitar nuevos vicios y nuevas crisis.

Thursday, 31 May 2012

REFLEXIÓN SOBRE TECNOCULTURA Y EDUCACIÓN

Actualmente encontramos el fenómeno de la revolución tecnológica que hace que el ser humano que está impregnado de la tecnología perciba la realidad de manera virtual y se aparte de la realidad temporal que está viviendo, en un mundo donde la información marca la ruta a seguir, para quien no esté informado es una dificultad encontrar caminos y desenvolverse en este mundo que poco a poco ha dejado que la tecnología y las redes informáticas invadan el universo entero, dejando a un lado el ser humano como persona digna y capaz de buscar otras alternativas.

 En el proceso de comunicación se ha desmejorado mucho la calidad del conocimiento porque se es superficial en la reflexión y ya no se utiliza el cerebro para crear sino para informar. La globalización lleva a la tecnología a interactuar de manera innovada y a buscar métodos que proporcionen a las empresas lo que necesitan y de esta manera haya una interconexión dinámica y productiva que fortalece el crecimiento y el desarrollo en general. Entendido el desarrollo integral como la persona en todos sus niveles y conexiones con su entorno. Con urgencia se detecta la necesidad de confrontar la información con la comunicación para stablecer un espacio de encuentro entre el ser humano, la persona y las redes, un espacio en el que el hombre descubra su identidad y al mismo tiempo descubra la ayuda que le puede brindar la tecnología y de allí resolver sus inquietudes para mejorar y para vivir con dignidad.

Es muy importante tener en cuenta el pasado de las culturas, porque es un mundo de riqueza inagotable que puede ayudar mucho en este aspecto de interacción entre los sujetos y las comunidades, porque el pasado es un lugar de aprendizaje en el que hay que releer con detención para poder deducir la respectiva enseñanza, como dice un dicho Africana, el que no tenga pasado es un esclavo, así que revisitar al pasado es liberadora. Es vital para el futuro de la humanidad no dejarse invadir por la globalización y no perder la individualidad, rescatando los valores culturales que ayudan a la humanidad a vivir en paz y en armonía sin dejarse absorber por la infinidad de tecnologías que hay en el entorno y que hacen difícil la convivencia práctica por su mutación continua. Un gran impacto en el mundo ha generado la transformación y la Tecnociencia, causando crisis en diferentes ámbitos, puesto que en la sociedad de hoy se da más importancia a la tecnología y a la ciencia que al mismo ser humano, es un mundo con los valores invertidos, pues se arriesga lo que sea por el progreso científico, industrial y tecnológico y muy poco por la vida humana, desvalorando así al hombre.

El conocimiento es importante, también la tecnología, pero no podemos igualarlas. Aquí descubrimos entonces la complejidad de la conexión que hay entre la cultura, la tecnología y la ciencia, que son vinculadas por medios diferentes que vamos escubriendo através del tiempo. En este contexto vemos que se necesita un lenguaje adecuado para manejar y dominar una técnica que dé progreso y empuje a la comunidad, un lenguaje que pueda dar a conocer la manera de pensar y la conducta a seguir, que delimite la forma de vida del hombre y la conducta que adopte, dependiendo su conocimiento e interés en el progreso y en la transformación, que a la vez conduzca a la cultura a una búsqueda de superación y entendimiento, rompiendo con las divisiones de las antiguas concepciones y dando espacio a las nuevas prácticas sin dejar el centro de todo que es el hombre. El hombre en su dinámica de crecimiento y de civilización poco a poco ha ido creando artefactos que le ayudan en su proceso de vida y que con el tiempo los ha perfeccionado hasta el punto día a día los va modificando y les da mayor importancia, adaptándolos y modificándolos para econfigurar los fines y los propósitos de los agentes que intervienen en él mismo No podemos cerrar nuestro pensamiento a la innovación tecnocientifica, pero como seres pensantes tenemos que buscar una manera adecuada de integrar la interpretación y la reconstrucción culturales, comprendiendo la necesidad de afrontar los retos, asumir las consecuencias y dejar que avance, pero recobrar la libertad para poder seleccionar unas innovaciones que mejoren pero que no destruyan nuestras culturas en el futuro. El progreso es importante para la humanidad, pero es necesario y fundamental buscar modelos de comprensión, de valoración y de resolución de los impactos y de las crisis planteadas por los desarrollos tecnocientificos contemporáneos para armonizar y encausar por su debido camino este avance sin romper bruscamente con la cultura.

Para lograr este objetivo es de vital importancia para la humanidad fomentar una actitud crítica por parte de los educadores hacia los alumnos en la que se enseñe a procesar la información y aprender a asimilar los conocimientos de una manera práctica y aterrizada; el mundo de hoy nos presenta la tecnología como un medio útil para lograrlo, pero no podemos quedarnos solo en este medio porque muchos aún no lo conocen y hay que tener en cuenta que los medios del cyber muchas veces hacen que el estudiante se olvide de su entorno y permanezca imbuido en un mundo hecho a su modo en el que no tiene con quien discutir y madurar su conocimiento de una manera digna y ejemplar, olvidando así su pasado y su comunidad. Es muy importante capacitar personas para que poco a poco vayan manejando esta cantidad de nuevas tecnologías que surgen y que ayudan, pero es mucho más importante tener este conocimiento y mejorarlo con la visión aterrizada de la realidad para poder unir estas dos en una y así crear mentalidades que trabajen por la justicia, la fraternidad y la solidaridad, generando sociedades sólidas capaces de enfrentar las nuevas creaciones e innovaciones de la ciencia y la cultura.

Desafortunadamente con el fenómeno de la globalización muchas empresas se sienten dueñas del conocimiento y abusan de las minorías para sembrar diferentes maneras de pensar y de actuar, haciéndolos volver artificiales hasta en su manera de pensar y de sentir, con los inventos y experimentos hacen que todo gira alrededor de unos pocos, es aquí donde vemos que es muy importante la democracia, porque en ella se tiene en cuenta la voz de los que no pueden hablar y con voz fuerte podemos decir que si la democracia no existiera tendríamos que inventarla para salvar al hombre y hacer renacer el espíritu del hombre. La docencia no puede dejarse manipular, de allí la importancia de generar espacios de diálogo con los estudiantes, un dialogo que ayude a despejar dudas, a madurar en pensamiento crítico, a ver más allá de lo que los medios y los poderosos nos quieren hacer ver y esto con el fin de enfrentar este reto tecnológico que nos están incrustando por todos lados, porque ya la sociedad de hoy sin la tecnología sería otra. Tiene cosas muy buenas y que sirven para mucho, pero también tiene desventajas que llevan al hombre a desviar su mirada y su atención.

No podemos dejar que la tecnología nos deshumanice y nos vuelva fríos ya que el ser humano ha tenido la tendencia de humanizar las maquinas y el hombre en cambio lo ha maquinizado, tenemos que ser capaces de volver a sentir el calor del hermano, la mirada de quienes están cerca, valorar al ser humano en sí, ser responsables del crecimiento por medio del dialogo y de la escucha al otro, tener capacidad de crítica y de análisis para poder ver en qué momento la tecnología y los medios nos quieren hacer ver una realidad distinta a la que en verdad es. Es hora de pensar, actuar y poner las cosas en su sitio, dando al ser humano el puesto que se merece y aprovechando los medios para mejorar, pero con libertad y aceptando la realidad sin escapar de ella.

Bibliográfica.


 CASTELLS, Manuel. La era de la Información: Economía, sociedad y cultura. Tomo I. México, D.F.: Siglo veintiuno. 2002 MEDINA, Manuel. Capítulo 2: La Cultura de la Tecnociencia. En: BUENO, Carmen y SANTOS, María (coords). Nuevas Tecnologías y Cultura. Barcelona: Anthropos. 2003. pp.29-74 · RENÁN Cantor, V. (2007). Un mundo incierto, un mundo para aprender y enseñar. Vol 2 "Capitalismo, Tecnociencias y Ecocidio planetario. Bogotá: Universidad Pedagogica Nacional. Pp. 245-320

Tuesday, 8 May 2012

Aproximación a la vocación y las vocaciones del hombre


El vocablo vocación viene del latín vocatio – vocationis y se refiere a la acción de “llamar” a una persona para hacer, asumir o vivir algo. Conviene precisar que no se puede identificar un “llamado” con un tema religioso, pues sería un claro reduccionismo. La vocación no depende del ámbito de la religión aunque suele identificársele en las culturas occidentales con un modo de vida que se reduce a la práctica de la continencia sexual y por tanto del celibato de un presbítero y de un consagrado en la vida religiosa, pensando que sólo mediante dicho estado de vida se logran determinados propósitos. Por todo lo anterior hemos de diversificar nuestro concepto e iniciar nuestro análisis con una visión más amplia del concepto “vocación “
En griego, “kaleo” o “klesis“, significa llamar pero no tiene ninguna connotación de tipo religioso o un carácter interpersonal, pues los dioses griegos al no ser entidades personales no convocaban, no llamaban a los hombres a su amistad y mucho menos a su intimidad. Por otro lado la cultura griega desconoce el concepto de persona tal como nosotros lo manejamos.
La civilización griega utiliza la palabra “prosópon“ con el significado de la máscara que los actores griegos se colocaban en el rostro adoptando las características y los ademanes de un determinado personaje.
Vale la pena recordar que el concepto de persona aplicado al varón o a la mujer, nace de la reflexión teológica cristiana cuando se comienza a pensar la fe en Cristo aplicándole la doble naturaleza, divina y humana que existe en la indivisible “persona “de Cristo y en la Trinidad aplicado a “los tres distintos “ que co – participan de la única naturaleza divina. Nace pues la ambigüedad acerca del hombre como persona.
En éste contexto, Tertuliano traduce la palabra “prosópon“ al concepto latino de “persona” propio del derecho romano, ampliando su significado a todo hombre e incluso al feto humano cuando afirmaba que persona es quien está en camino de serlo. Y además se inicia la distinción entre persona y sustancia afirmando que en Dios subsisten tres personas en la única sustancia. De todas formas en esta corta aproximación, hemos de precisar que el término persona no es de cuño bíblico ni únicamente del talante cristiano.
Entonces volviendo a nuestro concepto inicial de vocación en relación con los dioses griegos, éstos no llaman a una persona a su servicio como si se tratase de una vocación al servicio divino.
Vocación es una situación que todo hombre o mujer experimenta sea en el interior de su conciencia o sea por una convocación que le viene del exterior, convocación que puede venir de las personas que lo rodean, de la naturaleza misma o quizá de un Absoluto.
Vemos que la vocación es una convocatoria que el hombre descubre y lo lleva a buscar su plena realización humana alimentándose con valores superiores y buscando siempre las cosas superiores. Todo ser humano quiere enriquecerse interiormente orientando su vida para realizar su proyecto vital como persona.
Todo lo anterior nos lleva a entender que la calidad de la vocación personal depende de la calidad del compromiso que asumamos hacia los valores plenamente humanizantes que queremos vivir.
Vocación es también permanecer atento a las propias fidelidades interiores, a lo permanente de la conciencia, a la autenticidad por lo que se es y lo que se hace sin estar pendientes de lo que los demás dirán o pensarán de uno, todo esto es y hace parte de la adhesión a las propias fidelidades. También la vocación es la que le da sentido a nuestra vida en unión con la de los demás. Y todo ser humano recibe llamadas que nos convocan para acercarnos a aquel o aquellos que las hacen. Por esto toda con - vocación nos invita a una con – versión es decir a vertirnos hacia quien nos llama sea para socorrerlo, sea para liberarlo o para seguirlo. Y toda vocación tiene unas características esenciales pues ante todo no es que la vocación personal se esclarezca de una vez por todas y en forma acabada.

El hombre nunca suele saber con certeza y sin dudas cuál es su vocación definitiva y nada ni nadie le obliga a realizar de modo irreversible lo que debe hacer con su propia vida. Claro que hemos de ser conscientes que todos tenemos un pasado pues al mismo tiempo la vocación es algo que se está cumpliendo permanentemente.

Ahora bien también es conveniente precisar que la vocación personal nunca es una sola, pues el hombre no es un ser unidimensional de tal modo que más que hablar de vocación, hay que hablar de vocaciones pues así como un hombre siente el llamado en nuestro caso a la vida consagrada o a la vida sacerdotal, eso no excluye que también sienta el llamado a formar una familia y a vivir con la persona que ama o ha aprendido a amar y esto también es una de las vocaciones que cualquier hombre o mujer descubre. La persona aunque tiene un solo rostro tiene una encarnación vocacional polifacética o poliédrica es decir con varias caras. Claro está que hay una vocación dominante que se manifiesta como motor del resto de las vocaciones y la vocación dominante es contemplada en forma íntima y esencial a la persona como el caso de un misionero que opta por entregar su vida por los demás. Cuando esto sucede, ese individuo no se siente sino como “misionero” y todo el resto de sus vocaciones se diluyen.

Veamos entonces que elegir nuestro estado de vida es concretar la vocación pues entre las opciones que se nos presentan en la vida, una de las más importantes es la de elegir un estado de vida para decidir si queremos permanecer solteros, casados, célibes, vírgenes, en pareja, en soltería neurótica, en castidad amorosa, en sublimación no religiosa de un celibato, o en celibato por el reino y también en matrimonio por el reino.
Ahora bien, sucede con cierta frecuencia que nuestra vocación en cuanto está relacionada con el estado de vida, no siempre coincide con muchos de nuestros gustos o decisiones. A veces se nos convierte la vocación en algo que hacemos y que en muchas circunstancias se convierte en medio de sostenimiento tanto social como económico y aquí comienzan las frustraciones bajo el riesgo de construir una vida mecánica y desmotivada. Muchas veces el estado de vida escogido nos lleva a vivir según la “suerte” que nos toque a lo largo de dichos estados. Y cabe decirlo no solo en el celibato o la virginidad sino en el matrimonio con quien se comparte la vida con la persona que se ama y por la que se es amada.

Y no podemos negar que lo esencial de toda vocación es realizarse como persona ya que no existe opción más importante que la de considerarse a sí mismo como un fin y no solo como un medio para hacer algo. No es legítimo optar por una vocación por fuerte que se perciba que implique un rebajamiento de la propia dignidad pues la elección de un proyecto vital se toma porque uno percibe que desarrollará en ella su ser personal. Nadie está llamado a renunciar a su propia dignidad pues no existe una vocación que sea más grande que la propia dignidad personal.

Cabe aclarar que nuestra vocación no depende exclusivamente de nosotros mismos pues siempre toca tener en cuenta a los demás ya que prácticamente todas nuestras opciones repercuten en los demás y en especial en los que están más cercanos a nosotros y por eso no podemos pensar en elegir una vocación que cause mal a alguien y no es legítimo pretender lograr un bien a través del uso de medios inmorales.

Vocación es pues, construir uno mismo su propia vida con los demás. Ahora bien quien siente una vocación a algo debe empeñarse en lograrlo poniendo en ello todas las fuerzas y aptitudes pues no bastan las buenas intenciones ya que en la vida no basta con proyectar adecuadamente las cosas hay que realizar cumplidamente los proyectos, por tanto la vocación es un permanente quehacer, es una permanente tarea, una práxis tanto en su proyección como en el mantenimiento y en la futurabilidad de la misma. Y si bien es cierto que la vocación es una constante proyección no es tampoco una condenación a vernos frustrados por toda la vida.

En fin es posible que alguien esté llamado a algo pero no pueda realizarlo por falta de aptitudes y de claras decisiones y todo hombre o mujer lo que buscan en la vocación es una gran dosis de felicidad pues al buscar la propia realización sin dejarse atrapar por el utilitarismo y el hedonismo significa que hay que saber llevar a feliz término lo que un día nos propusimos y por eso la amenaza de la frustración siempre es para el hombre una posibilidad que no hay que olvidar. Desarrollar nuestra propia vida implica una sabia combinación que se adquiere en la percepción del éxito y el fracaso entre la adhesión a los valores personales y la dejación de opciones y caminos que pueden entorpecer el desarrollo de la vida

Saturday, 31 March 2012

El Misterio de La Corporeidad

Es característico de nuestra cultura contemporánea el re descubrimiento de la problemática de la corporeidad. La Biblia no conoce el dualismo entre el espíritu y la materia y considera al hombre como un ser unitario. Tenemos que pensar de nuevo los lugares comunes de nuestra cultura que son diferentes a las culturas de los hombres del primer milenio antes de Cristo. En el Antiguo Testamento para hablar del cuerpo del hombre utiliza el término "basar" que significa carne con el contenido de vida, de alma y de corazón. Carne en la Biblia significa entonces lo que se ve del hombre, su condición física. De esta forma en el Nuevo Testamento cuerpo o carne significa la visible del hombre pero en especial la debilidad y por tanto la pecaminosidad que de manera precisa significa el deseo de contraponerse a Dios.
Vean entonces cómo quien quiera auto salvarse o en nuestro lenguaje auto realizarse confiando en su sabiduría y en sus propias cualidades es un hombre que camina exclusivamente según la carne, es un hombre carnal, por el contrario quien se pone en las manos de Dios, quien centra su salvación en el Señor es un hombre que camina según el espíritu, por eso la carne como carne no es mala, sino lo que el hombre decide frente a Dios.
El cuerpo revela la belleza y la fuerza: En la manera literaria de expresarse la Biblia no es la belleza de la mujer ni los músculos del hombre lo que interesa, en una palabra la belleza no es una señal para conocer y valorar una persona, de ahí que el ciego no está en pecado por ser ciego, ni el leproso.
Veamos cómo la desobediencia provoca una apertura del conocimiento, se les abrieron los ojos y se siente contradictorio y se siente desnudo es decir no tiene cómo cubrirse La sexualidad es un fenómeno demasiado complejo para analizarlo en forma simplista, pues lo que aparece como una pulsión apasionada e incontrolable tiene mucho contenidos y muchos condicionantes ya que es una fuerza que está metida en todos los mecanismo biológicos y compromete los niveles psíquicos, afectivos, espirituales y sociales de toda persona. La sexualidad utiliza el lenguaje de la ternura, del amor y puede desencadenar agresividad y violencia, la sexualidad busca el encuentro y la comunión pero a veces no respeta la diferencia de los demás. La sexualidad es sin duda una expresión de gozo y de alegría pero casi siempre cae en la tristeza y en el fracaso.
Vivimos en una sociedad donde todo lo relacionado con el sexo se fundamenta en muchas visiones y por eso cada persona vive y piensa y siente en forma diferente su sexualidad. Nosotros no hemos sabido trasmitir un mensaje de estima y de aprecio por la sexualidad y por tanto el sexo se ha convertido en una obsesión. Muchos quisieran hacer de la persona un espíritu sin sexo que esclaviza o también un sexo que no depende del espíritu.
No se trata tampoco de hacer educación sexual pues por ejemplo no podemos quedarnos conociendo la compleja estructura anatómica de los ojos ya que sólo entenderemos el auténtico significado de ellos cuando estemos frente a unos ojos llenos de ternura y por más que comprendamos la perfecta estructura de las manos no podremos entender el profundo significado de los que son sino cuando sintamos el cariño de una caricia, por eso la mirada y la mano de una persona no son solo para mirar o tocar sino que deben manifestar el cariño oculto que hay en el corazón.
De esta manera el cuerpo queda elevado a una categoría superior al simple sexo. Mirar una persona sin sentir cariño en el corazón por ella es solo expresión de una pulsión, mirarla con cariño y amor es expresión de una sexualidad integral, pues lo que vale, lo que importa es el mensaje que nace del corazón, porque el corazón tiene razones que la razón no entiende. La supremacía de la persona va más allá de la pura biología corporal y el cuerpo es un camino que no acaba en el gozo de una posesión, por eso la vida sexual no se agota ni se centra en la genitalidad o el ejercicio del sexo.
La entrega corporal es la fiesta del amor, es el encuentro de dos personas que se han ofrecido el corazón para compartir con totalidad su existencia, de ahí que es necesario prepararse para vivir esa entrega y que no aparezca como una simple pasión de los cuerpos.
Que el amor no se espiritualice de tal forma que olvide la pasión y la fiesta pero tampoco que el amor se apasione y se degrade de tal forma que olvide la superioridad del espíritu y del corazón. Solo el cariño consigue cerrar cualquier herida humana y borra hasta el dolor de la insatisfacción. El arte de amar no es fácil de aprender en este ambiente en que vivimos en el cual no nos interesa conocer a fondo a las personas. No es posible olvidar en la escuela de la vida, la asignatura llamada, " arte de amar" pues si olvidamos esa asignatura la sexualidad cae en la vulgaridad y en la insignificancia y se convierte en un simple ejercicio de la genitalidad.

Tuesday, 13 March 2012

AMAR UN MISTERIO QUE HACE LA COMUNIDAD

La Palabra Amor es de las más desprestigiadas, porque tiene muchos sentidos, y todo el mundo sinceramente hablando la experimenta pero de diversas maneras. Ama el dictador a sus cómplices y el demonio a sus ángeles; ama el Varón a la Mujer y también a la prostituta; ama el héroe la patria y el avaro su dinero. El amar es un misterio para descubrir.

Pero la catequesis popular y en lenguaje laical se habla de un amor Ágape y otro amor Eros. La relación con otra persona puede ser de egoísmo; puedo buscarme a mí mismo en el otro. Eros es considerado como signo de colocar al otro como mediación para mi proyecto es la amistad hedónica o placentera, en la que coloco al otro como medio para mis goces. En cambio, Ágape es considerada como un amor muy especial. Es aquel amor al otro como otro, por él mismo y no por mí, con respeto de justicia hacia su persona en cuanto ella. Esa es el amor al otro en cuanto a su propia realización, aunque de ello yo mismo no saque nada. El otro como otro, es el objeto del amor que puede incluso exigir dar todo por él.

El amor al otro como otro es encanto, belleza, bondad, sentir, consentir, palpar… es don de sí mismo, es una entrega, opción sin retorno. Es relacionarse persona a persona y no por lo que lo que ella tiene sino por su ser. Es decir persona relacionada. Los extremos de la relación práctica son personas. Bueno voy aclarar lo que entiendo por persona; persona en este caso, refiero estrictamente solo cuando uno está en relación de la praxis, o mejor dicho una persona es persona sólo cuando está ante otra persona o personas. Cuando está sola ante la naturaleza cósica en cierta manera deja de ser persona sino Cosa y la persona se cosifica.

Volvamos ahora a la persona en relación, hablar de relación persona a persona o mejor dicho cara a cara es cuando se piensa en dos personas, algo vago y abstracto. Entonces, históricamente hablando en el cara a cara del amor de justicia o caridad. Cuando una persona ama a otra con amor de justicia quiere su bien, querer el bien del otro aunque ello me cueste todo. Si por su parte el otro me ama de igual manera nuestro amor entonces es mutuo. Este amor mutuo de querernos el bien, ambos por el otro y no por sí es el amor pleno y solo en este caso caridad. La amistad de los muchos que, dispersos, se reúnen, siendo primero montón, (como en caso de los religiosos y religiosas que provienen de diversas trasfondos antes de ingresar a sus comunidades),y se reúnen en el cara a cara de la unidad, es lo que puedo denominar como comunidad. La comunidad es la que tiene todo en común a pesar de sus diferencias. El montón se hace comunidad, se hace pueblo. En la comunidad todos son personas para personas; las relaciones son prácticas, y la praxis es de amor de caridad: cada uno sirve al otro por el otro mismo en la amistad de todos en todo. Por ello todo es común. En la comunidad es el lugar privilegiado donde la individualidad se realiza plenamente en la plena comunicación comunitaria.

Tuesday, 14 February 2012

LA VIDA CONSAGRADA EN CASTIDAD (TEMA DE MODA)

. ¿Re interpretación de los consejos evangélicos?

¿Qué es profesar?

Profesar desde el punto de vista etimológico es asumir una nueva forma de ser y a partir de esa nueva forma de ser y de vivir, entonces servir.
La profesión es una palabra que podríamos descomponer pro – facere que significa hacer algo en el lugar de otro, proponer algo que otro me ha propuesto.
Es reinterpretar las tres grandes dimensiones esenciales de la vida a saber: reinterpretar el amor, reinterpretar el manejo de la propia voluntad y reinterpretar el manejo del poder. Reinterpretar la dimensión del amor colocando el centro de nuestra vida afectiva en Cristo o sea es tratar de vivir con un corazón indiviso. El hombre religioso no puede quedarse en exclusivismos afectivos pues está llamado a tener el corazón abierto a todos, manifestando una autentica apertura a todo. Por eso aceptar el consejo evangélico de la castidad es luchar permanentemente contra las divisiones del corazón.
Reinterpretar el manejo de la propia voluntad es ver y vivir de otra manera la pedagogía de la obediencia, pues solo quien asume con fe la voluntad de Dios crece en su libertad y madura en su personalidad. La obediencia es saber privarse de lo que me gusta para asumir lo que Dios me manifiesta
Aceptar el consejo evangélico de la obediencia es luchar contra la tentación del poder, del dominio, de la intolerancia, de la arrogancia y de la dureza de corazón.
Reinterpretar la dimensión del poseer vivido en la pedagogía de la pobreza y el desprendimiento trae consigo una lectura nueva de las realidades ‘‘terrenales’’. Hoy tenemos que saber leer las pobrezas del mundo actual fuera de la material. La ignorancia, la violencia, la corrupción social, la indiferencia, el abandono de Dios. Hacer la profesión es vivir laboriosamente pero comprendiendo que todo se hace en común y se tiene en común. Aceptar el consejo evangélico de la pobreza es luchar contra la tentación del dominar, del poseer, del ser grande, del ser superior al otro olvidando el servicio.
Se trata de iniciarse en la pedagogía del compromiso con Cristo. Los griegos luchaban por formar en la morfósis o sea en la construcción de la personalidad y nosotros luchamos en la metamorfósis tratando de transformarnos en Cristo.
Y cada consejo evangélico tiene su aplicación práctica pues el tema de la reinterpretación del amor es también siendo cordiales y generosos, caballerosos respetuosos y tolerantes, es vivir el maravilloso regalo de la fraternidad tan vago hoy en nuestras comunidades. No sabemos respetarnos ni valorarnos, y la nueva vida de amor en la cual no hemos comprometido es para eso también.
Y el manejo de la propia voluntad también se expresa en la capacidad de incluir a todos en mis proyectos de vida en mis inquietudes y en mis decisiones, en mis intereses. Y el manejo del no poseer también se concreta en el rechazo a la manipulación, en el rechazo a la utilización del hermano, en el rechazo a la permanente sospecha del hermano. No podemos sentirnos dueños de los hermanos no podemos sentirnos vigilantes de los hermanos sino verdaderos prójimos.
Por todo esto no podemos pensar que la profesión es para “ensayar” a ver si seguimos al Señor. Esto no es cuestión de compromisos pasajeros, es cuestión de la vida entera. Pero para esto hay que saber entender lo que significa el dolor. El Señor formó a sus discípulos para los momentos de prueba y los educó a través de las crisis pues incluso el Señor con los anuncios permanentes de la Pasión, preparó a sus discípulos para convertirse en hombres fuertes, en auténticos seguidores.
Los votos son una voz que también enseña a los otros a seguir al Señor. Los votos no son vetos como a veces el pueblo secular trata de hacernos entender, son respuestas, son retos. Los votos son voces para los jóvenes y mayores que los conocen y con quienes trabajan. Y sus votos deben ser un nuevo vigor para los más jóvenes y a los más viejos, un vigor en el camino, una renovada llamada del Señor a ser fuertes en la lucha de ser lo que son.
“Feliz quien ha escuchado la llamada al pleno seguimiento del Maestro, feliz pues él con su mirada, lo eligió amigo y compañero, feliz quien abraza el sacerdocio para llenar de Dios su vida toda, para servirlo a El con fortaleza, con gozo y con amor a todas horas.” (Liturgia de las horas)
Castidad y fraternidad
Creo que en nuestra vida consagrada necesitamos reflexionar no solamente sobre los aspectos espirituales y teológicos de la misma sino también y con profundidad, sobre nuestra misma personalidad en el entorno de una vida fraterna en comunidad. Por esto voy a sugerir una serie de aspectos que pienso que son fundamentales para la convivencia y la madurez en nuestras relaciones fraternas.
La vida religiosa exige de cada uno de nosotros una gran madurez entendida como un modo de pensar, como un modo de sentir y como un modo de obrar en relación con nuestra edad, con nuestra situación y con nuestros hermanos.
Uno va madurando en la medida en que logre la integración de sus componentes físicos, psíquicos y espirituales para alcanzar una mayor estabilidad y un permanente proceso de crecimiento que se vive en los diferentes momentos de la vida, procurando confrontar las experiencias cotidianas con las nuevas realidades que se van presentando. Creo que se trata de vivir un proceso de emancipación espiritual y emocional, es decir un verdadero desafío propio de todo hombre joven o viejo consagrado.